En MásQueTresLetras creemos que hablar claro sobre el VIH es una forma de cuidado. Por eso reunimos esta información básica para resolver dudas comunes, desmontar mitos y entender cómo ha cambiado la vida con VIH gracias a los avances médicos y al acceso al tratamiento.
Síntomas del VIH
El VIH no presenta síntomas específicos. En las primeras semanas después de la infección, algunas personas pueden experimentar fiebre, malestar general, inflamación de ganglios o dolor muscular; sin embargo, estos signos pueden confundirse fácilmente con una gripa o una infección viral común. Después de esta etapa inicial, el virus puede permanecer silencioso durante años, sin generar síntomas visibles, mientras afecta poco a poco el sistema inmunológico.
Por eso, es importante no confiar en la aparición o ausencia de síntomas para saber si una persona tiene VIH. La única forma de saberlo con certeza es a través de una prueba.
Diagnóstico del VIH
Para saber si se tiene VIH, es necesario realizar una prueba que detecte anticuerpos o antígenos del virus en el organismo. Las pruebas pueden hacerse en centros de salud, hospitales o en campañas de tamizaje que ofrecen instituciones públicas o comunitarias. También existen autotests de VIH, que permiten realizar la prueba de manera privada y confidencial, con resultados en pocos minutos.
En Colombia, las pruebas de VIH son gratuitas y se pueden solicitar en cualquier institución de salud pública o privada, sin necesidad de orden médica.
Tipos de pruebas disponibles
Las pruebas de VIH se clasifican en diferentes generaciones, según su capacidad para detectar la infección en distintas etapas:
Pruebas de tercera generación: detectan anticuerpos del VIH. Suelen tener un periodo ventana de entre 3 y 12 semanas.
Pruebas de cuarta generación: detectan tanto anticuerpos como antígenos del virus, reduciendo el periodo ventana a entre 2 y 6 semanas.
Pruebas rápidas: son de tercera o cuarta generación, brindan resultados en menos de 30 minutos y pueden realizarse con una muestra de sangre o fluido oral.
Diferencia entre VIH y SIDA
El VIH es el virus de la inmunodeficiencia humana. El SIDA, en cambio, es el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, la etapa avanzada de la infección cuando el sistema inmunológico está gravemente afectado y aparecen enfermedades oportunistas.
Una persona puede vivir muchos años con VIH sin desarrollar SIDA, especialmente si recibe tratamiento antirretroviral de manera constante y oportuna.
Tratamiento del VIH
El VIH no tiene cura ni vacuna, pero sí tiene tratamiento eficaz. Los medicamentos antirretrovirales evitan que el virus se replique, reducen su carga en la sangre y permiten que el sistema inmunológico se mantenga fuerte.
Con el tratamiento adecuado, las personas con VIH pueden alcanzar una carga viral indetectable, lo que significa que el virus no se detecta en los exámenes de laboratorio y no se transmite a otras personas.
En Colombia, el tratamiento antirretroviral es gratuito y está garantizado por el sistema de salud.
Expectativa de vida y calidad de vida
Gracias a los avances médicos, las personas con VIH que acceden al tratamiento y mantienen un seguimiento médico regular pueden tener una expectativa de vida similar a la de cualquier otra persona.
El tratamiento no solo permite una vida larga y saludable, sino también la posibilidad de trabajar, estudiar, formar una familia y tener relaciones sexuales sin riesgo de transmisión cuando se alcanza la indetectabilidad.
¿El VIH causa la muerte?
El VIH por sí mismo no causa la muerte. Lo que puede causar complicaciones graves es no recibir tratamiento. Las infecciones oportunistas que aparecen cuando el sistema inmunológico está debilitado son las que pueden representar riesgo. Sin embargo, con un diagnóstico temprano y tratamiento constante, las personas con VIH pueden llevar una vida plena y sin complicaciones.
Informarse es una forma de cuidado. Conocer cómo se transmite, cómo se detecta y cómo se trata el VIH permite tomar decisiones libres de miedo y de prejuicio. En MásQueTresLetras creemos que hablar del VIH con claridad y empatía es también una manera de acompañar, de prevenir y de vivir con dignidad.